domingo, 5 de abril de 2009

¿Quién soy?
La primera pregunta que alberga mi mente.
¿Dónde estoy?
Una cuestión que no me interesa saber.
Desperté de un largo sueño, no comprendo la realidad.
Ante los ojos de los demás soy una persona recatada. de figura delienada, me visten con ropas elegantes, me peinan a su antojo, me calzan con zapatillas que lleven espinas en lugar de largos tacones.
Camino con el peso de una estricta conducta de normas y valores, tengo prohibido caer, ¿tropezar alguna vez? ¡Ni siquiera pensarlo! En las calles todos los rostros se parecen, sus siluetas son idénticas figuras, reflejos en el agua distorsionados, todos chocan sin mirar siquiera atrás, observar si hay alguien lastimado.

Avanzo lentamente con una sonrisa en el rostro que no es la mía, que finge para ocultar a la real, al rostro original, cubierto por colores puestos con seria proporción, brillantes tonalidades de disimulo superficial pero siempre necesarios en esta realidad. Me detengo por un instante a mirar mi reflejo por una ventana, mis ojos se dilatan paralizada por tan inverosímil visión, quiero (palabra tan inútil en un mundo donde no pertenezco) quiero gritar, pero mis plegarias no pueden salir de la prisión atormentada de miedo y confusión, del abandono más aún siempre he estado sola.

Vivir en este mundo es fácil, con una mirada desalineada se obtiene el recurso más poderoso, que sin necesidad de tener vida uno muere por él, el dinero, sin embargo, sobrevivir ¡vaya tarea más complicada! El sufrimiento que erosiona de la palabra “sobrevivir” es invariable del cuerpo, de la mente, del corazón.

El cuerpo se complace con lo más exóticos alimentos el vino le acompaña a digestión e imaginación vertiginosa. La mente sostiene los malos pensamientos de todos los deseos incontrolables ¿del alma o del cuerpo?
El corazón órgano vital atribuido a los dolores del alma; el corazón es valiente relacionado con las victorias de la vida y cobarde con las cuestiones del amor, mi corazón es cobarde, eso lo decidí hace ya mucho tiempo.

Mi corazón cobarde se esconde detrás de una máscara que dibuja una sonrisa irreal ¿me crees? Tú me sientes feliz, me ves feliz. Tú que llegaste que llegaste como una hoja caída en otoño, cuando las estaciones sólo eran estaciones, sobre mi mano perdida en una multitud, de brazos alzados, te detuviste sobre mi mano, ¿por qué si de todas las manos la mía era la única enterrada en el olvido?

Ahh recuerdos disparados reaparecen en mi memoria, sigo volando en un mundo donde no te conocí, pero ahora vengo en tú búsqueda, vuelo cada vez más alto en un mundo que no conozco, pero un mundo donde sé que estás tú. No sé cómo es que llegué hasta esté lugar, ni los medios que emplee para hacerlo, pero sí sé porque estoy aquí. Ese día, en esa ocasión que te encontré, que me encontraste por primera vez, me liberaste de la pesada carga de lo superficial, me hiciste conocer con éxtasis lo que significa sentirse viva, liberarse de los lazos disfrazados de vínculos con personas que no me conocen en verdad y que siempre se empeñan en maquillarme una realidad disfrazada de felicidad.

Vine desde muy lejos a buscar salvación, con la esperanza de tu existencia me has inyectado de líquido vital el impulso necesario para sobrevivir a la travesía, un largo camino, lleno de criaturas increíbles que habitan en paisajes prominentes. Vine a buscar la mano que con roce me fulminó de pasión. Vine buscar mi esperanza. Vine a buscarte a ti, Jinko.


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