lunes, 7 de diciembre de 2009

Una vida sin muerte


¿Qué esperar de un mente donde los recuerdos se encuentran secuestrados por la supresión del olvido?


Todo a causa de un prominente accidente Sakumi queda bloqueada de todo recuerdo de su pasado, su propia madre le parece extraña de momento hasta que la costumbre la vuelve a unir a esos vínculos que se escriben en la piel. Lo cierto es que la memoria, incluso la que se extravía en los onfines del abismo, tiene sus preferencias, porque habrá personas que se encuentran albergadas más allá de un ahora, dentro del alma quizás.


Excelente obra de Banana Yoshimoto que le deja a la descripción la tarea más sencilla y a la imaginación la recreación de aquellas escenas que con frecuencia se quedan impresas en el consciente.

Otra noche que me esperas

Eres tan fría como las heladas noches que me he expuesto sobre tus brazos,
tan oscura como la habitación donde suelo crear pasajes interminables de fantasías de imágenes divididas entre sí formando escenas sin ritmo, todas ellas combinadas dan vida a los sueños, esos donde has protagonizado mis tragedias, con sutileza te transformas en enigmas que devoran la conciencia perturbándola fugazmente.

No te alejas nunca, eres omnipresente como el aire lleno de esporas que rodean las siluetas de los fantasmas que devoras día con día, meticulosamente operas sin ser vista, tu finura deja el ambiente frío que congela mis entrañas, te he visto y aún no puedo reconocerte, escapo de ti como yegua sin jinete por senderos que he creado con la única intención de refugiarme de esa poderosa fuerza que me atrae hacia tus brazos.

No confío en ti aun sabiendo que no me fallarás, por eso es que sé que serás mi última confidente, estarás ahí cuando escapar del mundo sea mi meta para alcanzar otro sueño, un sueño azul claro quizás, para reposar mi ya cansada mente, pero no ahora, aún no es tiempo.

Espero la pronunciada caída de la noche con seguridad vendrás a visitarme nuevamente esperando que te tienda la mano para llevarme, mas no será así no pretendo caer en un sueño profundo de cual no quisiera despertar, porque aunque mi cuerpo te lleves mi perseguida alma albergará hasta encontrarse a sí misma en una búsqueda por la vida, posiblemente en un último aliento, el beso de despedida, un adiós eterno.

Pero qué es lo que observo, otro amanecer, mis ojos intactos en mi figura perciben con irritación los rayos que penetran la habitación, te marchaste pero con certeza volverás otra noche de fría soledad, no puedo hacer más que esperarte en estas cuatro paredes de hospital, donde la agonía te está ganando la partida.

;;