viernes, 1 de mayo de 2009

Mis amados hilos



¿Muñeca de hilos juguete del destino?
Se observa parada frente a un espejo contemplativa piensa, dentro de su cabeza se tejen sus memorias una encrucijada un callejón sin salida una sonrisa y una esperanza anhelada ¿cuál de sus destinos? ¿Cuál de sus acciones la convierten en mala persona?

Una muñeca que maneja sus propios hilos sostenidos por propósitos, por sus deseos en la vida, por sus lágrimas que aún recorren su rostro inanimado, su mirada se posa en la pared que proyecta contextos alternos, una película sin orden, consecuencia de sus actos apoderada por algo que la palabra miedo no termina de encerrar.

Se pasa las horas pensando sintiendo el dolor que vendrá, angustiada refleja su pesar en una espiral de caos por la que sólo se asoma y piensa ¿qué es lo que existirá en el fondo? Siente éxtasis en su contemplación, las ansias de descubrir su interior la llevan a pararse de puntas sobre sus pies sólo para asomar más su cabeza intrépida y curiosa, e intentar percibir un fin, más el fin no es suficiente aunque sea la meta, porque ella busca llegar lejos, en muchas ocasiones huir donde la nadie la observe, donde pueda olvidarse de los hilos que atan su cabeza, sus manos, su corazón así como su sonrisa. Más todos sus anhelos se frustran debido a que posee la cualidad de tenerse como enemiga, aunque la intrépida muñeca se la viva despreciando y mentando pestes a su alrededor, cuando se trata de ella misma, nadie más la que puede deshacerse de los hilos que la controlan o dejarlos guiar por la seducción del viento que juega con sus tropiezos, así se lo ha propuesto, así siempre lo ha pensado.

Se la ha pasado planeando su vida recorrer ciudades, valerse de sus escasos pero bien marcadas cualidades, mostrar una sonrisa cuando sea necesaria, volverse fuerte sobre todo psicológicamente para no fallarse a sí misma, apoyar lo que para ella significan causas nobles: a la intrépida muñeca le placía mucho alimentar a los perros callejeros, no sólo con comida les deba caricias, sentía su dolor, su hambre pero sobre todo su enorme soledad, por otro lado pensaba que un árbol es más necesario que el hombre egoísta, de guerra, materialista, siempre lo ha pensado el hombre es el ser por el que el término defecto se creó.

Ahora con la experiencia de los años, las vivencias presenciadas a través de sus cansadas pupilas, siente rendirse al encontrarse en una encrucijada de la que piensa en diversas salidas por ende atrapada por ellas ¿miedo de elegir? ¿qué elegir cuando todo está dicho?¿porqué pensar en retener algo que se irá pronto?

Pobre muñeca no es capaz de ser sincera consigo misma, su autocompasión le enferma, su decidía una estupidez y su encierro el peor de las decisiones. Desea cortar sus hilos para no depender más de ellos, para que nadie más los quiera usar, nadie con la capacidad de mezclar destinos y tejerlos para que dancen en un baile infinito, una balada de tarde cálida, una melodía oscura de amor abrazando a la muerte o un jazz que adorne la noche convirtiéndola en una burbuja interrumpible, de un par que está conociendo, de un par que se conoce, que explota con la dulzura del reconocimiento de sus labios, sus manos rosando sus mejillas y los hilos bailando a su sombra.

Tan hermosos recuerdos sin duda, apasionados como la primera vez que durmió acompañada de las estrellas, así como la ocasión en que las mariposas jugaron con sus nervios sonrojándola, su primer encuentro predestinado, marcado por las horas efímeras en los brazos de su acompañante, sumidos en tentaciones provocativas.

Todo tan maravilloso que se terminó pero no por completo, la triste muñeca sin saber porque, no sé quebró totalmente alguien más sostuvo sus hilos, poco antes de que yacieran sobre el suelo, dejándose levantar, sólo un poco, por alguien que le ofreció sostenerla cuando ella lo necesitase. Aún dudosa de los hechos aceptó, cansada de su autocompasión decidió sentirse “feliz” , sin embargo, aún no cortaba sus hilos, aquellos que algún día necesitaría, pero que también serían la causa de sus tragedias necesitaba recórtalos, no del todo sólo lo suficiente para avanzar sin utilizarlos.

¡Malditas jugadas de la vida! Pensó confundida la muñeca, todo pasaba tan rápido, sus olas existenciales la arrasaban hasta lo más profundo, temía de las consecuencias, dudaba de las respuestas pero más del cambio, no sólo del cambio parcial, dudaba del cambio general.
Cansada de pensar y sentir culpa por lastimar al maestro que cuida sus hilos, decidió alejarse, correr y huir lejos, olvidándose de sus metas, desahuciada por las posibilidades se percató de que su huída la había llevado a un inhóspito sitio, sin calidez humana en las cercanías sin algún rastro de claridad.

A oscuras y sola me encuentro, pensaba la muñeca más sus pensamientos no dejaban de extraerle gotas saladas, una pequeña cantidad de líquido resonó en el suelo, se contempla sus pies y deja escapar las siguientes palabras:

Querer, siempre he querido muchas cosas de la vida,
Anhelo todo lo que dibuje en mi mente,
Deseo, que mis decisiones no afecten más a mis seres amados,
Por eso en este momento y con el más profundo alivio de liberarme del miedo
Cansada de sentirlo pido perdón por primera y última vez por ustedes a quienes lastime
Y a los que lastimaré. Me detengo ahora porque así debe de ser. Así será.



La muñeca pronto conocerá el fondo de la espiral, ya no la imaginará más, ya no se parará de puntitas para asomarse porque ahora ella viaja dentro de él, dejando caer su ligera anatomía. Su único rastro sus finos hilos enredados entre sí. La muñeca había cortado sus hilos.


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