martes, 13 de enero de 2009

Carta a una amiga

A mis pensamientos les llega la imagen nítida de tu persona, una figura estética, de tamaño promedio, no muy baja, cabellos largos de color negro denotan una palidez aún más resaltada, sus ojos pequeños muestran la luz de sus sentimientos, cubiertos por un caparazón contra la violencia de este mundo, más no para mí, que sin la necesidad de tus confesiones conozco la realidad de tus emociones.

Día con día conversábamos, de materialismos hasta los más profundos análisis de nuestras vidas, reíamos porque de todo el tiempo que lo hacíamos nunca llegamos a conclusiones especificas, nuestras dudas se disipaban con el tiempo, nuestros errores los remarcamos engrandeciendo nuestra experiencia, los triunfos eran mostrados, sobre un latente pesimismo de humor irónico que nos suele caracterizar.

Recuerdo las ocasiones que salíamos por las calles de la ciudad sin rumbo, el destino era marcado por la equivocación de un mal paso, cruzar en la calle errónea, abordar una línea del metro desconocida; sin embargo, seguimos avanzando, nos encontramos con sorpresas, conocimos personas, salimos con ellas, a veces cada quien por su cuenta. No importaban los días que no te veía, la extrañaba como es debido, pero no temía porque la conocía, nuestra amistad sobrevivió a los años, al cambio, a una ausencia telefónica (¡) permanecimos juntas de alguna forma.

Y aquí en esta hoja, donde mis palabras tienen la intención del recuerdo, plasmar mis sentimientos, con esta arma infalible de las letras, a ti, mi querida amiga, la única que sabe lo que habita en mi memoria, también lo que escondo de ella. El recuerdo no sólo de momentos, esos vienen y van, claro los atesoro, sino lo más importante el recuerdo de aquél lazo invisible, que nos unió hace algunos años, ese lazo larguísimo de tiempo e historia, se alarga más por la distancia que ahora existe, estamos lejos, pero no distantes.
El contenido de está carta se alberga en la brecha de la distancia, sin más que la simple necesidad de un intento, mejor considerado deseo, de un regreso, la repetición de nuestra cotidianeidad, la manera en como me gustaría. Mi manera y la realidad no son amigas, así es la vida, no más que un cambio inesperado, la adaptación para no perder lo que somos, porque somos de una forma diferente, aún las mejores amigas.



Atte. Una persona que camina en este mundo, con la sabiduría de tenerte como amiga
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2 comentarios:

sleepwalk dijo...

que lindo texto... de verdad que te felicito!!!!!!!! el tener a alguin como el personaje que describes es la muestra feaciente de que tenemos la oportunidad de encontrar un hilo clandestino que se cuela entre la cotidianeidad de la vida para convertir todo momento en algo excepcional... buen trabajo!!!!!! estare al pendiente de tu blog...sigue escribiendo asi xq cuando lo haces inyectas de esa luz encantadora a todo el que te lee...

MUCHO EXITO!!!!!!!!!!!!!!!!!

por cierto soy la primera en comentar!!!!!!!!! a q emocion !!!!!!!!!!! jujujuju

(^__^)
eLy

Chiquilla dijo...

Amistad, un vínculo tan difícil de identificar, crear, mantener y explicar, pero tan fácil de romper; sin embargo, tú lo describes y conservas de tal forma que espero algún día poder engendrar un lazo de tal naturaleza contigo.

Animate a seguir compartiendo estos textos, pues de verdad resultan placenteros. Atte. Brenda

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